Opinión: Modernizar el sistema penal en México es una necesidad urgente

enero 20, 2025

El sistema penal en México enfrenta una crisis que no puede ser ignorada. A pesar de las reformas implementadas en los últimos años, como la transición al modelo acusatorio en 2016, los problemas de corrupción, impunidad y sobrepoblación en las cárceles persisten. Estas fallas no solo afectan a las víctimas y a los acusados, sino que también erosionan la confianza de los ciudadanos en las instituciones de justicia. Es momento de repensar y modernizar nuestro sistema penal para garantizar que realmente cumpla con su propósito: proteger los derechos humanos, impartir justicia y garantizar la seguridad de todos.

El modelo penal acusatorio: Avances y limitaciones

El sistema penal acusatorio fue introducido como una solución para agilizar los procesos judiciales, garantizar la presunción de inocencia y evitar prácticas como la tortura para obtener confesiones. Entre sus principales logros se encuentra la implementación de audiencias públicas y la figura del juez de control, que supervisa el cumplimiento de los derechos de los involucrados.

Sin embargo, la realidad ha demostrado que el modelo no ha sido suficiente para resolver los problemas estructurales del sistema. La falta de capacitación de los operadores de justicia, la corrupción y la saturación de los tribunales han limitado su efectividad. ¿De qué sirve tener un modelo más transparente si no se acompaña de los recursos y la infraestructura necesarios para su implementación?

Impunidad: El cáncer del sistema penal mexicano

Uno de los problemas más graves que enfrenta el sistema penal en México es la impunidad. Según el Índice Global de Impunidad, el país tiene una de las tasas más altas del mundo, con más del 90% de los delitos quedando sin resolver. Esta cifra es alarmante y refleja la ineficacia de las instituciones encargadas de investigar, procesar y castigar a los responsables.

La impunidad no solo perpetúa la violencia y el crimen, sino que también envía un mensaje de desesperanza a las víctimas, quienes se sienten abandonadas por un sistema que debería protegerlas. Además, alienta a los delincuentes, quienes saben que tienen pocas probabilidades de enfrentar consecuencias legales por sus actos.

El problema de las cárceles en México

Otro aspecto crítico del sistema penal mexicano es la situación de las cárceles. Con una sobrepoblación que alcanza el 135% en algunos centros penitenciarios, las condiciones son inhumanas y contrarias a los estándares internacionales de derechos humanos. Las cárceles mexicanas, lejos de ser espacios de rehabilitación, se han convertido en centros de violencia, corrupción y crimen organizado.

Además, la prisión preventiva oficiosa, que obliga a encarcelar a personas sin juicio en ciertos delitos, ha contribuido significativamente a la saturación de las cárceles. Aunque esta medida se diseñó para evitar que los acusados huyeran de la justicia, en la práctica ha afectado principalmente a personas de bajos recursos que no tienen acceso a una defensa adecuada.

¿Qué podemos hacer para modernizar el sistema penal?

La modernización del sistema penal en México no es una tarea sencilla, pero es fundamental para garantizar justicia y seguridad en el país. Algunas propuestas clave incluyen:

  • Capacitación de los operadores de justicia: Jueces, fiscales, defensores públicos y policías deben recibir formación continua en derechos humanos, investigación criminal y procedimientos legales.
  • Fortalecimiento de la independencia judicial: Es esencial garantizar que los jueces puedan actuar con imparcialidad, libres de presiones políticas o económicas.
  • Reforma de la prisión preventiva: Se debe limitar su aplicación a casos verdaderamente necesarios y promover medidas alternativas, como el uso de brazaletes electrónicos o la libertad bajo fianza.
  • Inversión en tecnología: La digitalización de los procesos judiciales puede agilizar los trámites y reducir la carga en los tribunales, mejorando la eficiencia del sistema.
  • Prevención del delito: Más allá de castigar, el sistema penal debe enfocarse en atacar las causas estructurales del crimen, como la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades.

Estas medidas no solo mejorarían la funcionalidad del sistema penal, sino que también ayudarían a recuperar la confianza de la ciudadanía en las instituciones de justicia.

El papel de la sociedad civil

La modernización del sistema penal no puede recaer únicamente en el gobierno. La sociedad civil también tiene un papel crucial en esta transformación. Organizaciones no gubernamentales, universidades y colectivos de víctimas han sido clave para visibilizar las fallas del sistema y proponer soluciones basadas en evidencia.

Asimismo, es importante que los ciudadanos participen activamente en la vigilancia del sistema de justicia, exigiendo transparencia y rendición de cuentas a las autoridades. Solo con una sociedad activa y comprometida será posible impulsar los cambios que el país necesita.

Conclusión

El sistema penal en México está lejos de cumplir con su objetivo de impartir justicia de manera equitativa y eficiente. Los problemas de impunidad, corrupción y sobrepoblación carcelaria son síntomas de un sistema que necesita una transformación profunda.

La modernización del sistema penal no es solo una cuestión legal o técnica; es una responsabilidad moral y social. Garantizar justicia no solo beneficia a las víctimas, sino también a toda la sociedad, al promover la paz, la seguridad y la confianza en las instituciones. Es momento de actuar y construir un sistema penal a la altura de las necesidades y aspiraciones de México.