¿Es la inteligencia artificial el futuro del Derecho?

enero 7, 2025

La inteligencia artificial generativa, como ChatGPT, ha comenzado a abrir puertas en el mundo jurídico que antes parecían cerradas. Andrew Perlman, decano de Derecho de la Universidad de Suffolk, llevó este concepto al límite al utilizar ChatGPT para redactar un artículo académico que analiza cómo la IA podría transformar la investigación jurídica. Lo sorprendente es que el resultado fue, según el propio Perlman, digno de un jurista competente.

El artículo sugiere que herramientas como ChatGPT no solo ahorran tiempo, sino que también permiten a los académicos descubrir patrones en el razonamiento judicial, generar contraargumentos y simular escenarios hipotéticos con una rapidez inalcanzable para los humanos. En teoría, esta tecnología podría ayudar a construir un Derecho más integral, combinando métodos empíricos con modelos económicos para alcanzar análisis más profundos.

Pero la pregunta inevitable es: ¿debe un campo como el Derecho, tan profundamente ligado al juicio humano y a la ética, ceder parte de su esencia a las máquinas? La tecnología, por avanzada que sea, no puede reemplazar la capacidad humana de valorar las implicaciones éticas o emocionales de una decisión jurídica. Sin embargo, sí puede ser una herramienta complementaria que impulse a los abogados y académicos a trabajar con mayor eficiencia y precisión.

El verdadero reto está en los límites. ¿Qué tanto estamos dispuestos a delegar en la IA? Por un lado, puede democratizar el acceso a análisis complejos, ayudando incluso a estudiantes a mejorar su comprensión del Derecho. Por otro, existe el riesgo de depender demasiado de estas herramientas, dejando de lado el pensamiento crítico que caracteriza a la profesión.

La integración de la inteligencia artificial en el Derecho no es una cuestión de “si”, sino de “cuándo” y “cómo”. Perlman nos muestra una visión optimista, pero también nos recuerda que los juristas seguirán siendo indispensables, no solo como intérpretes de la ley, sino como guardianes de los valores humanos que deben prevalecer en cualquier sistema de justicia.

En este cruce de caminos, es necesario adoptar la tecnología con prudencia, pero sin miedo. Porque el futuro del Derecho, como el de tantas otras áreas, estará inevitablemente ligado al de la inteligencia artificial.